El banquete del Pueblo de Dios

Es lo más normal en los pueblos mediterráneos. Esto de juntarse para comer las familias, los amigos, los compañeros de un grupo, es la mejor excusa para verse, charlar, cantar, bailar y transmitirnos el cariño unos a otros. Están las comidas de Navidad, las de fin de curso, las bodas, los cumpleaños... a veces hay uno que invita a los demás y a veces se reparte entre todos, pero siempre hay comida y bebida.

Por ese motivo Jesús aprovechó la cena de Pascua para darle al banquete un sentido profundo. Recordarnos que hay que compartir la vida igual que lo hizo él y dejarnos su presencia en la comida del pan y en la bebida del vino.

Hoy he tenido una comida y una misa para celebrar el fin de curso y me he sentido Pueblo de Dios unido con todos los seguimos a Jesús. La comida te alimenta pero la eucaristía te arraiga con la vida y la misión. Nada hay más radical que seguir a Jesús y si no, leed la frase de la carta de S. Pablo que escuchamos en la misa de hoy: "Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad."

Y en el evangelio hemos visto como Jesús devuelve la vida y la salud compadeciéndose de los que piden ayuda con fe. Todos llevamos dentro una niña que está dormida y necesitamos escuchar las palabras Talita Qum para despertarla. Aquí tenéis el canto de AinKarem para rezar con el evangelio del domingo en la página de PatoralMusical.org  http://bit.ly/1KhcWsI

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