La Eucaristía el centro de la Comunidad

1.- Introducción.
Me gustaría que en la Asamblea 2010 se dedicara un espacio de reflexión y toma de decisión sobre los pasos que deberíamos dar para acercarnos más a conseguir que la Eucaristía sea el centro de la Comunidad. Por este motivo he escrito este documento que pueda servir para que un grupo de trabajo lo desarrolle durante la Asamblea y nos impulse en esa dirección en los siguientes años. Solo es un punto de partida y cada persona del Grupo tendrá ideas distintas para aportar, pero la importancia de la Eucaristía es universal en los seguidores de Jesús y tenemos que dedicarle nuestra atención.

2.- Fundamento espiritual
“Cuando dos o más se reúnan en mi nombre yo estaré con ellos”. La presencia de Jesús en la Comunidad es una realidad que nos dijo con sus propias palabras. Y todas nuestras reuniones son una muestra de que es así, pero la presencia en la forma eucarística es mucho más tangible que una simple idea. Es el cuerpo de Jesús que todos compartimos.
A partir de este hecho central se ha desarrollado la Iglesia y se han establecido distintas comunidades, parroquias, movimientos, etc. Lo que nos une no es la presencia en los actos sino la presencia en las misas. La Comunidad no busca que seamos más amigos, que nos conozcamos más o que aprendamos mejor el evangelio, busca la Fraternidad, que seamos más hermanos y nos amemos como Él nos amó.
El centro de nuestra relación con Jesús empieza en la Eucaristía y a partir de ahí se desarrollan otras actividades como los actos, las reuniones de promoción, etc. Si de verdad creemos que lo más importante de pertenecer a una comunidad es que nos unimos a Jesús en ella, eso dará un sentido a nuestras actividades que no tendrían de otra manera.
Si tenemos problemas para asistir a un acto hacemos el esfuerzo en función del tema de que se trate. Si nos interesa mucho, conseguimos ir aunque sea tarde y aunque tengamos que escaparnos de la misa. Pero no nos damos cuenta de que lo más importante de reunirnos en comunidad es poder compartir la Eucaristía, y el tema, la charla y el conferenciante son secundarios.

3.- Análisis de la situación actual. Problemas y deficiencias.
3.1 Faltas de asistencia. En todos los grupos se ve que hay personas que no se quedan a celebrar la Eucaristía en la Comunidad. En las misas del Envío y de Fin de curso hay muy baja asistencia. Hay un sentimiento de que lo importante es la reunión porque se trata de un tema concreto mientras que la Eucaristía es la misma de siempre y si faltas una vez no te pierdes nada.
En los bachilleres es un tema recurrente y tratamos de que se comprometan desde el primer día a no escaparse de la misa. En Universitarios también se recuerda el tema, pero ya en Profesionales se asume que somos “responsables” y que si faltamos a la misa será por algo “importante”.
3.2 Lugar de celebración. En toda la historia del Grupo hemos tenido siempre la mala suerte de no tener un lugar adecuado para la celebración comunitaria de la Eucaristía. El salón Borja de los Universitarios es el escenario de un teatro, la sala Pedro Arrupe de profesionales está pensada como sala de conferencias. El Aula Magna, como su propio nombre indica, está más cerca de una universidad decimonónica que de una capilla.
Con lo importante que resulta una decoración adecuada (nada de cuadros tétricos), una disposición cómoda de los asientos para podernos sentar “alrededor del altar”, unas separaciones entre bancos que nos permitan levantarnos a comulgar, o a darnos la paz, o a escuchar el Evangelio. La historia de la liturgia en el Grupo está condicionada porque no podíamos levantarnos a comulgar y por eso nos pasamos el copón unos a otros…
En ejercicios hemos conseguido muchas veces preparar la capilla para hacerla más agradable y “comunitaria”. En las pascuas de Universitarios se pone mucho interés en decorar y ambientar la capilla para que el ambiente ayude a la comunión. Pero en nuestras misas durante el curso hace mucho que hemos dejado por imposible resolver el problema de las salas y nos limitamos a preparar el altar, que está bien pero resulta insuficiente.
3.3 Proclamación de la palabra. Es muy bueno que todas las personas se involucren de manera periódica en la preparación de alguna eucaristía. Todos tenemos que colaborar y hacer la misa más cercana, pero cada uno según sus capacidades.
No se trata de “leer un texto en público” que casi todos podemos hacerlo, sino de “proclamar la Palabra de Dios” que es algo muy distinto. Todos hemos tenido la experiencia de escuchar a alguna persona que nos hace vivir la narración de lo que lee. Nos mira a los ojos para transmitir lo que siente, hace inflexiones con la voz para expresar el sentido del texto, se acerca o aleja del micrófono para poder dar gritos o susurrar y, sobre todo, está viviendo él mismo la experiencia de Dios y la transmite.
Pero en nuestro Grupo predomina aquello de que todo el mundo tiene que leer sin prestar atención a la importancia de “proclamar la Palabra”. Y también hemos tenido la experiencia de perder el hilo del que está leyendo, de no oír bien, de estar haciendo un esfuerzo para que los tropiezos no nos distraigan. Y es una pena.
3.4 La música refuerza la oración. No se trata de buscar la excelencia musical sino de conseguir la participación masiva en los cantos. Todos podemos disfrutar, cada uno con nuestro nivel, cantando una canción. Y dentro de la Eucaristía tiene un sentido especial.
La experiencia de estar unidos en Comunidad se nota mucho más cuando todos juntos cantamos al Señor. En esos momentos “El ritmo te lleva, la melodía te llena el corazón y la letra te pone en contacto con Dios”.
Y también es importante “cantar al Señor un cántico nuevo”. Hay que seguir renovando el cantoral porque las personas evolucionamos, los más jóvenes van trayendo nuevos estilos y los cantos que se repiten mucho acaban “quemándose” y ya no nos ayudan con la oración.
Los mayores somos propensos a seguir cantando las canciones de cuando éramos jóvenes, pero la renovación de los cantos es necesaria para que la música en la Eucaristía sea una fuente viva de oración.

4.- Ideas y acciones propuestas
Para devolver la Eucaristía al centro de la Comunidad tenemos que empezar por caer en la cuenta de que debe ser así. Si en la Asamblea todos vivimos esta necesidad de ponerla en el centro se nos empezarán a ocurrir ideas para que podamos unirnos más a Jesús y ayudar a los más despegados a vivir la fraternidad de la Comunión.
Por ejemplo podíamos hablar con el párroco de S. Fco. de Borja para revisar las salas que hay y las posibilidades de reforma que tienen.
Podemos asumir la responsabilidad de organizar una misa de Domingo que esté abierta a toda la comunidad y a la gente de la parroquia, (en Maldonado, en el Pozo o donde sea)
Podemos formar un grupo de encargados de “proclamar la Palabra” que tengan esa capacidad y que se eduquen en la voz y en la declamación.
Podemos cambiar el horario en profesionales, empezando por la misa como en universitarios. Tal vez de esa manera ya no habrá gente que vaya a las conferencias y se pierda las misas.
Podemos tener más a menudo una “Eucaristía larga” como la del miércoles de ceniza en la que la única reunión es la Eucaristía integrando dentro de ella la conferencia, tema o actividad que se quiera tratar.
Podemos …
dedicar un tiempo de la Asamblea a recoger ideas…

Un abrazo
Miguel A. de Juan Cebrián

Comentarios

  1. Me alegro mucho que se trate este tema en la asamblea.

    La Eucaristía no ha de ser sólo el centro de la vida de la comunidad sino el centro de la vida de fe cada miembro. Para ello es esencial celebrarla a menudo, muy amenudo.Mi experiencia es que cuanto más consciente eres del regalo que Dios nos da.

    Entre las obligaciones del Grupo no figura la asistencia a la misa dominical pues se da por supuesto, pero creo que se debería hacer más incapié en ello; y además animar a la asistencia entre semana, que suelen ser misas mucho más reposadas que las de los domingos.

    Conocer la liturgia y utilizar un misal ayuda mucho a saborear la celebración. Se podrían repartir misales junto con los libros de canto y enseñar a usarlo.

    Javier Pardo de Santayana

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  2. Del libro “Con el corazón en ascuas” de Henry J. M. Nouwen

    […] “Sin embargo, la Eucaristía presenta otra alternativa: la posibilidad de optar, no por el resentimiento, sino por el agradecimiento. Lamentar nuestras pérdidas es el primer paso para pasar del resentimiento al agradecimiento. Las lágrimas producidas por nuestra aflicción pueden ablandar nuestros endurecidos corazones y abrirnos a la posibilidad de dar gracias.

    La palabra Eucaristía significa literalmente “acción de gracias”. Celebrar la Eucaristía y vivir una vida eucarística tiene muchísimo que ver con el agradecimiento. Vivir eucarísticamente es vivir la vida como un don, como un regalo por el que uno está agradecido. Pero el agradecimiento no es la respuesta más obvia a la vida, sobretodo cuando experimentamos ésta como una serie de pérdidas. Sin embargo, el gran misterio que celebramos en la Eucaristía y que vivimos en una vida eucarística consiste precisamente en que, a través del dolor por nuestras pérdidas, llegamos a experimentar la vida como un don. La belleza y el valor inmenso de la vida están íntimamente relacionados con su fragilidad y su caducidad, como podemos experimentar cada día al tomar una flor en nuestras manos, al acariciar a un bebé: su fragilidad y su precariedad son evidentes, y nuestro gozo guarda relación con ambas.

    Comenzamos cada una de nuestras Eucaristías suplicando la misericordia de Dios. Probablemente, no hay en la historia del cristianismo otra oración tan frecuente e íntimamente repetida cono la súplica: “Señor, ten piedad”, con la que no sólo se inician las liturgias eucarísticas de Occidente, sino que resuena constantemente también en las liturgias orientales. “Señor, ten piedad”, “Kyrie Eleison”, “Gospody Pomiloe”… Es el grito del pueblo de Dios, el clamor de todos los contritos de corazón. […]

    […] Celebrar la Eucaristía exige de nosotros vivir en este mundo aceptando nuestra corresponsabilidad por el mal que nos rodea y nos invade. Mientras sigamos empeñados en quejarnos de los difíciles tiempos que nos ha tocado vivir, de las terribles situaciones que tenemos que aguantar y del insoportable destino que hemos de afrontar, jamás podremos llegar a la contrición, que sólo puede proceder de un corazón contrito. Cuando nuestras pérdidas son mero fruto del destino, nuestras ganancias son mero producto de la suerte. El destino no conduce a la contrición, ni la suerte al agradecimiento. […]

    […] La Palabra de Dios no es una palabra que debamos aplicar a nuestra vida diaria algún lejano día; es una palabra que nos sana en y a través de nuestra escucha, aquí y ahora. […]

    […] Una vez que hemos centrado en comunión con Jesús y hemos creado una comunidad con quienes saben que él está vivo, podemos ir y unirnos a los numerosos viajeros solitarios y ayudarles a descubrir que también ellos están llamados a compartir el regalo del amor. Ya no tenemos su tristeza y su dolor, sino que podemos preguntarles simplemente: “De qué ibais conversando por el camino?” Y escucharemos historias de inmensa soledad, de miedo, de rechazo, de abandono y de tristeza. Debemos escuchar, y a menudo tendremos que hacerlo extensamente; pero también se nos presentarán oportunidades para decir con palabras o con un simple gesto: ¿ no sabes que eso de lo que te quejas puedes vivirlo como un camino hacia algo nuevo? Tal vez te sea imposible evitar lo que te ha sucedido, pero eres libre para elegir el modo de vivirlo”. […]

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  3. He copiado párrafos del libro "Con el corazón en ascuas", es un librito pequeño, pero que merece la pena por el contenido. Henry Nouwen, autor de "El regreso del hijo prógido" explica en su estilo sencillo y hace comprender lo importante que es para nosotros la celebración de la Eucaristía. Su reflexión viene originada por el relato del camino de Emaús, Lc. 24, 13-35.

    Para que la Eucaristía sea el centro de la Comunidad y de nuestra vida creo que necesitamos creernos que Dios nos hace un gran regalo a través de éste sacramento. Es imprescindible QUE NOS ENTREGUEMOS EN LA EUCARISTÍA: a escuchar al máximo las lecturas, las palabras del cura, hacernos conscientes de lo que respondemos, cantar cuando toca cantar.

    No sé si puede haber muchas más razones o argumentos... tengo la impresión de que NECESITAMOS HACER LA EXPERIENCIA.

    Copio algunas frases más del mismo libro:

    [...] La historia de los dos amigos que iban a Emaúz, que es también nuestra propia historia, nos ha mostrado que el agradecimiento no es una actitud obvia ante la vida. El agradecimiento necesita ser descubierto y vivido con gran finura interior. Nuestras pérdidas, nuestras experiencias de rechazo y abandono y nuestros muchos momentos de desilusión no dejan de arrastrarnos a la ira, la amargura y el resentimiento. Cuando nos limitamos a dejar que sean los "hecho" lo que hablen, siempre habrá suficientes hechos para convencernos de que la vida, en definitiva, conduce a la nada, y que toda pretensión de eludir ese destino no es más que un signo de profunda ingenuidad.

    Jesús nos dió la Eucaristía para que pudiéramos optar por el agradecimiento. Es éste una opción que nosotros mismos tenemos que tomar y que nadie puede tomar por nosotros.

    Pero la Eucaristía nos incita a clamar a Dios en demanda de misericordia, a escuchar las palabras de Jesús, a invitarle a nuestra casa, a entrar en comunión con él y a proclamar al mundo la buena noticia; (continúa en el siguiente comentario)

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  4. (continuación)

    la Eucaristía nos permite liberarnos gradualmente de nuestros muchos resentimientos y optar por ser agradecidos. La celebración eucarística no deja de invitarnos a tener esa actitud. En nuestra vida diaria tenemos incontables oportunidades de mostrarnos agradecidos, en lugar de resentidos, aunque al principio podamos podamos no reconocer tales oportunidades. Muchas veces, antes de comprender algo en su justa medida, ya hemos dicho: "Es demasiado para mi... No tengo más remedio que enfadarme y manifestar mi enojo. La vida no es justa, y yo no puedo actuar como si lo fuera". Sin embargo, siempre está ahí la voz que, una y otra vez, sugiere que estamos cegados por nuestra propia comprensión de las cosas y que, de ese modo, nos arrastramos unos a otros al abismo. Es la voz que nos llama torpes, que nos pide que miremos nuestra vida de un modo totalmente nuevo: no desde abajo, donde sólo nos fijamos en nuestras pérdidas, sino desde arriba, donde Dios nos ofrece su gloria.

    En último término, la Eucaristía -acción de gracias- viene de arriba. Es un regalo que no podemos fabricar nosotros mismos, sino que tenemos que recibirlo. Un regalo que se nos ofrece libremente y que pide ser libremente recibido. ¡Ahí es donde está la elección! Podemos elegir ente dejar al desconocido que prosiga su viaje y siga siendo un extraño. Pero también podemos invitarlo a nuestra intimidad, dejarle que toque cada partícula de nuestro ser y transforme nuestros resentimiento en agradecimiento. No tenemos por qué hacerlo. De hecho, la mayoría de la gente no lo hace. pero siempre que lo hacemos, todas las cosas, incluídas las más triviales, se hacen nuevas. Nuestras pequeñas vidas se hacen grances, y ello forma parte del misterioso trabajo de salvación de Dios. Una vez que tal cosa sucede, nada será ya accidental, casual o fútil. Incluso elmás insignificante acontecimiento habla el lenguaje de la fe, de la esperanza, y sobre todo, del amor. Tal es la vida eucarística, la vida en la que cualqueir cosa que hagamos es una manera de decir: "GRACIAS" a aquel que se unió a nosotros en el camino. Inés Serrano p100b

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  5. EUCARISTÍA


    Eucaristía significa acción de gracias, encuentro con Jesús Resucitado.

    Los católicos tenemos una forma de orar privilegiada: la celebración de la Eucaristía. La comunidad se reúne en torno a Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Mesías y le presenta sus sentimientos mas hondos: el arrepentimiento y perdón por todas nuestras infidelidades, la gratitud por ser escuchados por nuestro Señor, nuestra alabanza al Rey de Reyes y la petición de ayuda por nuestras necesidades.
    ¡Que hermosas son las Eucaristías en las que cantamos himnos de alabanza a nuestro Dios! Se dice del que reza cantando que reza dos veces.
    Damos lectura a oraciones que rezaron nuestros antepasados antes de la venida de Jesús y recitamos los salmos que alaban a nuestro Dios y le piden ayuda para servirle como El desea. Escuchamos la palabra de Jesús, nuestro Salvador, a través de los Evangelios y de los testimonios escritos que nos dejaron sus apóstoles y seguidores mas directos.
    Los miembros de la comunidad participantes en la Eucaristía abren sus corazones al Resucitado y dejan que nuestro Señor alimente nuestra fe, el amor y nuestra esperanza. Y Jesús, nuestra alegría, se hace presente entre nosotros con su cuerpo y su sangre. Es el mismo Dios que hizo y mantiene el cielo y la tierra, todo el firmamento, todo lo creado, el que nos acompaña en cada Eucaristía. Así, conmemoramos la muerte por la humanidad y la resurrección de Jesús con toda su fuerza salvadora y liberadora. Y damos gracias a nuestro Dios por la alegría de tenerle presente en nosotros a través de su Espíritu y por tantos bienes recibidos en nuestra vida.
    ¿Se puede pedir más? Señor Jesús, Hijo del Padre, ayúdanos a vivir intensamente el sentido y significado de la Eucaristía para que la celebremos con la ilusión y la alegría de saber que estás muy cerca de nosotros.

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  7. Soy Gonzalo del Rey, de la p100B, tengo 27 años.

    Quiero agradecer las aportaciones anteriores por el fundamento espiritual que han puesto y el clima de agradecimiento, respeto y reflexión que han creado.

    Por mi parte, quiero participar de la reflexión sobre...

    La asistencia a la eucaristía

    Que me parece importante mejorar.

    Considero las charlas formativas de los lunes muy interesantes, importantes, muy bien organizadas, muy bien elegidos los temas y los ponentes, así como la frecuencia quincenal. Según mi experiencia actual, no cambiaría nada de la organización de las charlas.

    La posibilidad que quiero plantear es quitar las misas de los lunes para tener una misa conjunta de Profesionales Jóvenes y Mayores todos los domingos, por ejemplo a las 20.00, en la sala Pedro Arrupe mientras no dispongamos de otra mejor. Mantendría las de universitarios y de bachilleres en los sábados e independientes como hasta ahora.

    En relación a la propuesta de Miguel Ángel de Juan de hacer una misa conjunta de toda la comunidad o abierta a la gente de la parroquia de Maldonado o el Pozo, por ejemplo, creo importante distinguir entre:

    1) tener una misa de domingo en los grupos de Profesionales Jóvenes y Mayores, al estilo de las de los sábados de los grupos de Bachilleres y Universitarios
    2) tener una misa de domingo conjunta de toda la comunidad
    3) hacer una misa abierta a la gente de la parroquia

    Sobre el punto 1) Es posible que una misa de domingo, por ejemplo a las 20.00, conjunta de PP Jóvenes y Mayores favorezca la asistencia a la misa y su disfrute más que la misa de los lunes alternos. En ocasiones especiales, al estilo de la misa del Miércoles de Ceniza, la misa del fin de semana podría ser conjunta de toda la comunidad.

    Sobre el punto 2) Creo que merece la pena mantener las eucaristías independientes de bachilleres y de universitarios, por cuanto les ayuda a reafirmar su identidad. En este aspecto son los responsables de la pastoral quienes mejor pueden opinar.

    Sobre el punto 3) Creo que no nos ayudaría sustituir nuestra misa propia por una abierta a una parroquia, por cuanto desdibujaría los límites que nos definen como una comunidad con identidad propia. Las misas abiertas de las parroquias expresan la vida de la comunidad de esa parroquia, que no es la de nuestra comunidad, aunque seamos hermanos en la Iglesia. Mientras podamos creo que es bueno que podamos celebrar nuestra eucaristía aparte de otras comunidades, como comunidad que somos.

    Por último, mi impresión es que ha sido positivo suprimir la preparación de las misas por promociones en Profesionales Jóvenes, haciéndolas más breves, lo que se agradece los lunes a esa hora.

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  8. Querida gente de los Grupos católicos Loyola (profesionales):
    Soy Tachi (Ignacio Ramos sj), jesuita a punto de acabar la teología este año en Madrid. Inés Serrano me ha informado de este pequeño anuncio que dio, y por eso me siento con la libertad de especificar un poco más de qué se trata. (¡Gracias Inés por tu iniciativa!)
    Es ni más ni menos que una misa de barrio, es decir, de las que nuestra parroquia de San Francisco Xavier ofrece a los parroquianos de la zona, a las 20h. Ahora bien, venimos ya desde hace unos meses cuidándola con los siguientes criterios:
    a) un coro potente y bien afinado (un ideal al que tratamos de aproximarnos lo más posible)
    b) un equipo de sacerdotes sj´s jóvenes (Dani Izuzquiza, Fernando Gálligo y Dani Villanueva) que preparan bien la liturgia y tienen una homilía breve y especialmente pensada para que pueda decir algo a gente profesional de hoy día.
    c) que sea un espacio "abierto" donde tanto la gente del barrio como otra gente de Espiritualidad ignaciana del centro/norte de Madrid, pueda sentirse a gusto, celebrando desde una sensibilidad universal y a la vez común.

    De eso se trata. Es algo sencillo pero en lo que venimos poniendo mucha ilusión y cuidando Domingo a Domingo.
    Hay una serie de gente joven que se ha ido integrando en un equipo de liturgia, en el coro, etc. Pero no es ni mucho menos la misa de "tal o cual comunidad". Es sin más, un espacio celebrativo semanal de Espiritualidad ignaciana.
    Sois bienvenidos si a alguno/s os viene bien, por horario, localización, interés...
    Os pongo aquí el enlace de google maps donde poder encontrarlo. Un saludo. Tachi sj

    http://maps.google.es/maps?f=q&source=s_q&hl=es&geocode=&q=Martires+de+la+Ventilla,+34&sll=40.477639,-3.68866&sspn=0.02729,0.084372&ie=UTF8&hq=&hnear=Calle+de+Los+M%C3%A1rtires+de+la+Ventilla,+34,+28029+Madrid,+Comunidad+de+Madrid&ll=40.470767,-3.691342&spn=0,0.021093&t=h&z=16&layer=c&cbll=40.470691,-3.691145&panoid=wd9KDXycEBbIeHL0-mDVkQ&cbp=12,11.33,,0,-6.64

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  9. Javier Elices
    [Divido mi aportación en trozos porque en uno sólo parece que no lo acepta el blog]

    Escribo estos comentarios desde mi experiencia de haber pertenecido al coro del grupo durante muchos años y haber visto muchos aciertos y también desaciertos en la labor llevada a cabo. En lo sucesivo me referiré al “coro”, entendido como el conjunto de personas que de algún modo ayudan al resto de la comunidad a celebrar dentro de la eucaristía, por medio de la música.

    Creo que lo primero que hay que distinguir es la finalidad del coro. Yo la veo diferente según el tipo de celebración. Un primer tipo de celebración son las eucaristías más “del grupo”, como pueden ser las misas que acompañan a los actos habituales, a los actos conjuntos, confirmaciones, comuniones y similares. En este caso el papel del coro debe ser acompañar la celebración y propiciar la oración a través de la música. Un segundo tipo son las bodas y otras celebraciones más “familiares”. En estas celebraciones creo que el coro tiene un papel más “solista”, porque en muchos casos una proporción importante de los celebrantes no son del grupo o, aún más, no van a misa habitualmente.

    Para el primer tipo de celebración, creo que el nuevo enfoque de que el coro se ponga de cara al público es apropiado. También que la calidad musical, siempre respetando unos mínimos, no es lo primordial. Así mismo, creo que debe primar la participación de todo el mundo o al menos, de la mayoría. Por último, la amplificación del coro debe ser la suficiente para que puedan guiar al resto, pero no es preciso más.

    Para el segundo tipo de celebración, sigo pensando que es mejor el enfoque del coro más tradicional. El coro debe ser autosuficiente para animar la celebración y no esperar que haya una respuesta del resto de los celebrantes. Tampoco debe buscar un puesto relevante dentro de las celebraciones, quedándose más bien en el “coro”, fuera de la vista o en un lugar de poco protagonismo. Aquí a mi modo de ver debe primar la calidad musical. También creo que puede hacer canciones o temas que el coro interprete de manera solista, bien por ser puramente instrumentales, bien porque haya cantantes solistas. En este caso, la amplificación debe ser suficiente como para que el coro suene por sí solo. Contrariamente a las tendencias del antiguo coro del grupo, también creo que es mejor que haya pocos instrumentos y voces, que conozcan bien las canciones y que lleven los temas bien ensayados.

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  10. Javier Elices.

    Dado que el segundo tipo de celebración no está tan próxima a lo que Miguel Ángel se refiere, en lo sucesivo aporto ideas que son aplicables al primer tipo de celebración.
    Siempre he vivido mi vinculación al coro del grupo como un servicio y sigo viéndolo de ese modo. Por tanto, quiero que quede claro mi ofrecimiento a participar siempre que alguien lo considere necesario.

    Es estupendo que haya unas pocas personas siempre preocupadas por hacer que haya cantos en las eucaristías y que se encarguen de prepararlos. Sin embargo, en muchas situaciones, unas pocas personas no dan abasto o simplemente no pueden estar en todas partes. Pongo por ejemplo las misas de los actos cada quince días o los cantos que puedan desarrollarse durante las tandas de ejercicios. Por tanto, mi recomendación sería que hubiera más personas formadas que puedan hacer esta labor, bien de manera más formal, bien de forma más improvisada, según la situación y el contexto.

    Una forma de tener más personas formadas sería mantener un grupo de músicos que pudieran ensayar periódicamente y trataran de mantener un cierto repertorio, introduciendo nuevas canciones conforme las fueran conociendo. Gracias a Internet, no debería ser difícil tener un cancionero con notas actualizado en algún sitio accesible e incluso grabaciones de las canciones tal como las interpretamos. No estoy hablando de grabaciones para vender discos, sino de algo con calidad suficiente como para que un músico que no conozca una canción sea capaz de interpretarla sin que alguien se la enseñe (o al menos pueda repasarla si la ha oído pero no se la ha aprendido completamente).

    Cada día estoy más convencido de que la música es un gran vehículo para que el Señor se manifieste dentro de los ejercicios espirituales. Desgraciadamente, en muchas ocasiones es cuestión de azar que alguien que toque la guitarra u otro instrumento aparezca con él y se decida a animar las celebraciones.

    También creo que si hay medios para facilitar la preparación de los cantos, el músico o músicos pueden concentrarse mejor en los ejercicios y que la preparación de los cantos no constituya una distracción. Por ejemplo, disponer de cancioneros con canciones apropiadas para ejercicios sería de gran ayuda. También que no tenga que ser “el de la guitarra” el que se encargue de llevarlos y traerlos. Por ejemplo, teniendo en cuenta que no vamos a tantas casas distintas, podría repartirse un número razonable de cancioneros en cada casa.

    Sobre el resto de temas que se comentan, doy algunas opiniones salteadas:

    Me parece bien que se organice alguna misa de domingo a la que acuda la Comunidad. Habría que buscar un sitio que no fuera complicado por lo alejado, facilidad para llegar (transporte público, aparcamiento, etc.)

    También me parece bien que haya lectores “profesionales”.

    Igualmente apoyo que se hagan más celebraciones en las que no haya acto-misa, sino una eucaristía larga en la que quepa todo lo demás.

    Quiero romper una lanza en favor de los que se “escapan” de las misas los lunes. Supongo que cada uno tendrá sus motivos y unos serán más razonables que otros. Lo cierto es que en mi caso, tener una pareja que no es del grupo y niños pequeños, hacen que el llegar muy tarde trastorne mucho. Se agradecen medidas que contribuyan a que la hora de salida sea un poco más temprana. Por ejemplo haciendo la eucaristías más cortas como se intenta en Jóvenes (no sé en Mayores) o con celebraciones conjuntas que terminen un poco antes de lo normal. También sacar la celebración de la eucaristía a los domingos. Al fin y al cabo, vamos a misa los domingos. Si queremos hacer más comunidad, podemos aprovechas esa ocasión, como cualquier parroquia.

    Estoy de acuerdo en que el sitio donde celebramos muchas eucaristías no ayuda demasiado, aunque creo que esto puede superarse con un poco de buena voluntad.

    Un abrazo a todos (y muchas gracias a Miguel Ángel por facilitar este medio).

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  11. Hola, aunque aparezca como anónimo, soy Roberto Penas, y quería comentar algo sobre las eucaristías del grupo y, en especial, sobre la música.
    Estoy muy de acuerdo con lo que dice Javier Elices y en lineas generales, lo suscribo, aunque también quiero añadir que, en las cosas que ha comentado Miguel Angel, parece darse por hecho que el sistema actual de cantos (sin coro y haciendo que cante el pueblo) es el deseable bajo todos los puntos de vista, y el que la gente mayoritariamente prefiere. Y eso no me parece tan evidente. En los últimos actos grandes, he podido observar que la gente que realmente canta (o mueve los labios), es por termino medio de la tercera parte o como mucho, de la mitad. Por ello, si lo que se quiere es "institucionalizar" el nuevo sistema de cantos, esto debería aprobarse en una votación en la asamblea.
    Personalmente, sigo echando de menos el viejo sistema de coro separado y estoy convencido de que hay mucha gente que también piensa así, aunque la mayoría supongo que es indiferente en este tema.

    (continúo en otra entrada...)

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  12. Soy Roberto Penas, y continúo con la entrada anterior.
    Respecto a la música en EE, he leído a alguien que proponía hacer un grupo de músicos "itinerante" para hacer música en las tandas de EE. Aparte de que lo veo completamente inviable, desde la perspectiva de un músico que en los últimos años he acompañado con música en casi todas las tandas en que he estado, creo que gran parte del encanto de la música en EE es precisamente, su carácter improvisado. Eso hace que, según quien la haga, unas veces sale mejor y otras peor, pero creo que la "magia" consiste precisamente en eso, en la imprevisibilidad. A mi no me gustaría ir a una tanda de EE y encontrarme con que vienen un par de personas de fuera de la tanda a tocar la guitarra en las misas. En mi opinión, se perdería completamente la "magia" del momento.
    Y respecto a la "calidad musical", se ha repetido constantemente que no es lo importante. De acuerdo, pero creo que se deberían garantizar siempre unos mínimos, pues en caso contrario, me parece contraproducente, puesto que si los cantos no nos ayudan a "elevarnos" espiritualmente sino que se convierten en algo desgradable al oído, entonces, no solo no se está haciendo un servicio a la comunidad, sino más bien se le estará causando un cierto perjuicio.
    Si no nos parece correcto hacer una crónica mal escrita, un acto mal organizado o un documento mal hecho, tampoco creo que es correcto hacer una música mal hecha.

    (continuo en la siguiente entrada..)

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  13. Roberto Penas otra vez. Continúo.

    Respecto a las eucaristías en general y dejando aparte lo que ya he comentado sobre la música, no veo necesidad de grandes cambios, en principio.

    Cualquier cosa que nos haga las eucaristías más cercanas y amenas es, por supuesto, bienvenida, pero no debemos olvidar que una eucaristía es lo que es, y creo que no debemos convertirla en algo excesivamente informal y campechano. Debemos respetar la profundidad y el misterio de la propia ceremonia.

    Por otra parte, las misas de EE que hacía Jaime, con todos puestos en círculo, eran (son) extraordinarias, pero como es obvio, eso solo es posible cuando la comunidad es pequeña y es "técnicamente posible" ponernos así. Las misas grandes, es inevitable que se parezcan más a la misa de una parroquia.

    Y en fin, solo desear suerte a Miguel Angel para que lleve "a buen puerto" esta labor de preparación del grupo de eucaristías de la Asamblea 2010.

    Un fuerte abrazo.
    Roberto

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