Acercar el altar al pueblo

El lugar de la celebración de la Eucaristía tiene gran importancia a la hora de acoger a la comunidad que la celebra. La semana pasada celebramos una Eucaristía preciosa en casa de Agustín y Conchita unas doce personas y después cenamos alegremente como la comunidad que está unida compartiendo su fe.

Con un número pequeño de personas es posible sentarse alrededor de la mesa en una casa acogedora. Cuando pasamos de doscientas personas hay que celebrar en una iglesia que de cabida a todos. Pero para celebrar una Eucaristía en grupos no muy numerosos hay que ser imaginativos y adecuar el local a las necesidades.

Hoy os traigo un ejemplo de la Iglesia de Guadalupe. Los que la conocéis sabéis que caben más de mil personas y, en fechas como la vigilia de Resurrección, se llena por completo. Pero los domingos en misa de doce no pasan de cien personas y la iglesia les venía grande. Por eso han decidido acercar el altar al pueblo.
Como veis en la foto, han hecho una plataforma móvil adaptada a los escalones para poner un altar pequeño justo delante de los bancos. Han alargado los cables de los micrófonos para que lleguen hasta allí. Y han hecho unos pequeños biombos de papel decorado con colores que esconden el altar mayor y delimitan un espacio más reducido y acogedor.
Ahora la gente se sienta solo en los bancos que están cercanos a este nuevo altar y el ambiente es más recogido y fraternal.

Con sencillez, un poco de imaginación y un presupuesto reducido se pueden hacer adaptaciones que nos permitan celebrar la Eucaristía en un ambiente acogedor.

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