La invitación al encuentro

He hablado aquí varias veces de los comentarios de Pagola sobre el evangelio de cada día y de la manera en que nos ayudan a encontrarnos con Jesús. El libro que escribió, "Jesús, una aproximación histórica", es otro ejemplo de cómo Jesús nos sigue invitando a encontrarnos con Él. El Vaticano ha despejado las dudas sobre el libro y aprovecho para recomendarlo. Se nota que este teólogo está apasionado por el mensaje de Jesús y todos los cristianos que viven enamorados de Jesús son una invitación a encontrarse con El. 

Y ese encuentro tiene lugar en la mesa de la Palabra y en la mesa del Pan. Es un encuentro en primera persona, que si tenemos paciencia y humildad para despojarnos de los prejuicios, acaba por envolvernos con su presencia. Nuestro nuevo Papa Francisco nos decía que si la Iglesia no confesaba a Jesucristo acabaría convirtiéndose en otra ONG. Y es que amar a los hermanos es lo que nos distingue a los cristianos, pero no nos convierte en cristianos. Primero tenemos que ser discípulos suyos y después nos reconocerán en el amor a los hermanos.
Conozco personas que hacen un gran servicio a los demás con la caridad y la entrega, pensando que en eso consiste el ser cristianos y es el camino de la felicidad. Pero cuando vienen los problemas, enfermedades, depresiones, se quedan solos por no haber estado buscando al Maestro.

Por eso no dejo de invitar a encontrarnos con Él en la Eucaristía. En la misa de los domingos, en la Eucaristía de nuestras reuniones de los lunes, en todas las misas que celebra la comunidad con motivo de las confirmaciones, comuniones, bodas o funerales, en la misa de diario de tu parroquia, en la capilla de la universidad, en la capilla del aeropuerto...tenemos muchas oportunidades que aprovechar.
Jesús nos sigue invitando a encontrarnos con Él. Y si miramos a nuestro vida pasada, recordaremos alguna experiencia de haber notado su amor. Ese contacto y esa presencia es lo que nos da fuerzas para seguir viviendo.

Os dejo con la canción de Ain Karem "Venid conmigo" (Mc 6, 30-34) recordando la invitación de Jesús.



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