La Eucaristía y la Unción


El domingo pasado celebramos la Eucaristía de "Los abuelos y los nietos". El nombre no refleja todo lo que celebramos porque tenía una doble finalidad. Por un lado estaban invitados los niños de catequesis y bachilleres junto con sus padres y abuelos para celebrar que en la comunidad tienen su lugar los mayores y los pequeños por igual. En la acción de gracias salieron los padres más jóvenes con sus bebés recién nacidos como símbolo de que la vida en la comunidad se sigue renovando.

Pero después de la homilía tuvimos la oportunidad de celebrar otro sacramento que hasta ahora ha sido el gran desconocido. La Unción de enfermos, que antes se llamaba "Extremaunción" porque se administraba cuando una persona estaba a punto de morir. Pero con esta incorporación a la celebración comunitaria se le da un doble sentido: por un lado la comunidad acompaña al enfermo: no está solo sino que compartimos con él su situación, y, por otro lado, el sacramento transmite una dimensión salvífica y esperanzadora que dignifica la vida y no se limita a preparar para la muerte.

Como decía Sergio en su charla sobre la Reconciliación y la Unción, son dos sacramentos que transmiten esperanza y consuelo, el primero con las limitaciones epirituales (el pecado) y el segundo con las limitaciones corporales (la enfermedad).

Pudimos disfrutar de un gran ejemplo de lo que son las Eucaristías en una comunidad, se celebra la presencia de Jesús en la vida de cada uno, jóven, anciano, enfermo o sano. Todos tenemos nuestro lugar y una vida que celebrar. Como dice la canción Ruah de Ain Karem:


Nuestros mayores verán visiones / y los jóvenes tendrán sus sueños,
las mujeres profetizarán / y al frente irán los pequeños.

Da gusto ver como cada día se vive de manera más profunda la dimensión de la Eucaristía como centro de la comunidad y el modo en que la presencia de Jesús da sentido a nuestras vidas "en Grupo".

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