Cerramos los ojos cuando queremos concentrarnos en algo. Cerramos los ojos para aislarnos del mundo. Cerramos los ojos cuando queremos hablar con Dios sin distraernos... ¿Pero cerramos también los ojos cuando estamos en misa? El otro día comentaba un amigo su manera de vivir la Eucaristía y me decía: "hago propósito de no cerrar los ojos". El sentido que le daba a este gesto es el de reforzar la dimensión comunitaria de la Eucaristía. Cuando cerramos los ojos nos concentramos en la relación personal con Dios, pero nos olvidamos de que estamos haciendo una oración comunitaria. Estamos todos juntos haciendo lo mismo pero, si cerramos los ojos, no nos enteramos de lo que hacen los demás. Hemos empezado esta cuaresma con la lectura "Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido...". La oración personal es una clave fundamental de nuestra relación con Dios, pero no la podemos confundir ni sustituir por l...
Estas palabras no dejan de resonar en mi corazón como la solución a todos los problemas del mundo. La crisis, el paro, el hambre, los países pobres... cada uno tenemos nuestro granito que aportar y Jesús nos pone el reto: "Dadles vosotros de comer" (Lc 9,13). De pequeño, cuando escuchaba el milagro de los panes y los peces, me imaginaba una hogaza de pan a la que le arrancaban un trozo y se rellenaba el hueco mágicamente. De esa manera el pan llegaba para todos porque para eso era un milagro. Hasta que un día escuché la explicación del libro " Un tal Jesús " en la que proponían que los que seguían a Jesús aportaban sus provisiones y, compartiéndolas entre todos, daban para alimentar al gentío. No es una explicación ortodoxa, pero es la que más se acerca a las palabras de Jesús: nosotros somos los encargados de ayudar en los problemas. Este fin de semana celebramos el Corpus Christi y es un fecha muy especial para recordar en este blog. El evangelio de la fiesta...
( Pulsar aquí para ver el artículo completo ) Hoy os traigo una canción de Cristóbal Fones basada en el poema de Pedro Casaldáliga que escuché el viernes pasado en RezandoVoy.org . La fuerza de la Eucaristía impulsando al hombre desde dentro es capaz de traer el Reino de Dios a la tierra. Mi Cuerpo es Comida Mis manos, esas manos y Tus manos hacemos este Gesto, compartida la mesa y el destino, como hermanos. Las vidas en Tu muerte y en Tu vida. Unidos en el pan los muchos granos, iremos aprendiendo a ser la unida Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos. Comiéndote sabremos ser comida, EI vino de sus venas nos provoca. El pan que ellos no tienen nos convoca a ser Contigo el pan de cada día. Llamados por la luz de Tu memoria, marchamos hacia el Reino haciendo Historia, fraterna y subversiva Eucaristía. Pedro Casaldáliga
Comentarios
Publicar un comentario