Pan y vino ecológicos

La reciente encíclica del Papa Francisco Laudato Si sobre el cuidado de la casa común, nos ha hecho reflexionar a todos, católicos y no católicos, cristianos y no cristianos, sobre la necesidad de luchar contra el desgaste y la erosión que el hombre provoca en la Naturaleza.

Cualquier signo, por pequeño que sea, es importante para aportar nuestro granito en el cuidado de la Tierra, nuestra casa común.

Hoy os animo a leer este artículo del blog de Cristianismo y Justicia sobre la propuesta de que el pan y el vino que se consagra en la Eucaristía debería ser también un signo de la utilización de alimentos sostenibles y ecológicos.

La ecología integral de San Francisco de Asís que inspira esta encíclica no tiene nada que ver con el sello de producción ecológica que solo garantiza que el alimento ha superado un proceso de evaluación, pero ¿es más sano? ¿más respetuoso con el medio ambiente? ¿más sabroso?. No nos dejemos engañar por los movimientos interesados y vayamos a lo profundo.

Dejadme que os recuerde el punto 211 de la encíclica en que el Papa nos propone más signos concretos para cuidar nuestro mundo:
"La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente, como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias."

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